miércoles, 30 de enero de 2008

Cuatro Caminos

Camino 4. Norte

Lo que hoy hace mella en mí, el sentimiento de vacío en mi corazón. Cierro mis ojos, apuño mis manos, lentamente suspiro y me pongo a llorar.

El gallo cantaba sobre el viejo polletón, anunciando puntualmente el amanecer, eran las 5:05am tiempo para ir por leche, plátanos para acompañar los frijolitos fritos del desayuno antes de partir a las labores en el campo, Doña Dora tocó la puerta de la casa de su hijo y dijo: -“Hey dianche, andá a traer las cosas para hacer el desayuno!”-, ya Alfredo estaba despierto, saludó con un beso a su mujer Mariana quien acababa de despertar también, ya lista para comenzar la faena diaria.

Esa mañana los dos salieron por las cosas del desayuno, aprovecharían para visitar a la madre de Mariana, la cual se había opuesto a que ella se fuera de la casa; pero aceptó que solo era temporal mientras reunían dinero para pagar la boda, pasarían cerca del río como siempre, les gustaba observar el lugar donde se conocieron, era algo especial.

Algunos niños corrían en las veredas, se disponían ir al río por agua para lavar ya que eran los días de las canículas o veranillo que siempre se da en los primeros días de Julio. Repentinamente fueron sorprendidos por un fuerte sonido que nunca habían escuchado, un estruendo que venía de arriba como un tren surcando el cielo, los niños se quedaron inmóviles al ver que de los matorrales salía un gran armatoste que arremolinaba el viento, era un helicóptero de la Fuerza Armada Hondureña; pero los infantes no sabían esto, apenas conocían los camiones y los autobuses que llegaban una vez cada semana al pueblo.

Al ver esto los cuatro niños empezaron a correr de regreso al pueblo, pero ya no había noticia que contar, los vehículos militares estaban entrando, tomando el control.
En las afueras Doña Dora salió espantada a la puerta, escuchó el sonido de los fusiles a lo lejos, sabía que algo malo estaba a punto de ocurrir, y no tardó mucho.
Subiendo la loma venía un vehiculo militar con cuatro soldados, Alfredo que estaba regresando del río con Mariana escuchó el sonido de los automotores, inmediatamente se despidió de ella; pero ella le tomó de la mano y le dijo: -“Si aun no han llegado a la casa, recogé a tu mamá y venite donde mi, haré lo posible por esconderlos”-. Alfredo se apresuró a su casa, al llegar ya estaba su hermano José María preparando todo para huir, Doña Dora había reunido un poco de ropa, solo lo necesario por cualquier cosa. Alfredo le dijo a su hermano: -“¿Cómo le hacemos? Los militares ya vienen, nos van a llevar si no nos apuramos”-, a los que su hermano respondió: -“Lo importante es irnos por separado, yo me iré con mi mujer para donde unos familiares de ella en Olancho, si quieren vengan conmigo o al menos que mi mamá se venga conmigo”-; pero Doña Dora ya había tomado su decisión: -“Mirá vos ya tenés una vida aquí, tu hijo está pequeño y yo ya estoy vieja, prefiero regresarme a El Salvador y no quedarme en este país mierda que ni agradece ni deja de chingarnos”-, esas fueron sus palabras. Alfredo tuvo que resignarse, tenía que abandonar el país con su madre, antes que llegara la milicia a buscarlos, había escuchado por la radio las cosas que les hacían a los salvadoreños.

Al entrar la reforma agraria en Honduras, “La Guerra de las 100 Horas” fue un pretexto perfecto para despojar de sus tierras a los salvadoreños residentes del “pseudo-hermano” país, la mayoría de salvadoreños eran capturados y llevados a campos de concentración, nada envidiable de los campos europeos, los que se negaban a aceptar las nuevas disposiciones del gobierno hondureño eran silenciados de la manera más cruel, un disparo en la cabeza para solucionar problemas. Si existen algunos salvadoreños simpatizantes del nazismo, realmente son las personas más estúpidas, retrógradas e ignorantes del mundo, si hay un país que también sabe de persecución étnica, despojo, discriminación, opresión, sufrimiento y fuerza indescriptible de superación es el pueblo salvadoreño.

Alfredo sabía que esta era la amarga despedida, se abrazaron con su hermano y su madre. Prometieron reunirse algún día de nuevo, mientras Alfredo y su madre subían a un camión de transporte de ganado que los llevaría a un punto ciego de la línea fronteriza donde podrían regresar a su país. Era lo más parecido a viajar como animal, la parte de atrás del camión olía a sudor de ganado vacuno y porcino, aunque esta vez era una carga de madera que sería transportada a El Salvador no dejaba de percibirse un olor nauseabundo, a parte del riesgo de contraer algún tipo de enfermedad o parasito. Escondidos y cubiertos entre los maderos iba Alfredo, Doña Dora y Mariana, ella se negó a ir en la parte de adelante, así que le dijo a su hermano que ocupara su lugar.

A lo largo del camino los tripulantes del cargamento vieron las escenas de una historia trágica, gente muerta a la orilla de las calles, gente caminando en una extensa caravana hacia la frontera que les llevaría por lo menos dos días, puestos militares en cada pueblo, el sonido de las avionetas hondureñas sobrevolando la campiña y el viejo radio AM del conductor que transmitía los pormenores de la avanzada hondureña en la tarea de recuperar lo que le pertenecía al estado y no a los intrusos cuzcatlecos.

Por fin se detuvo el camión, pero para sorpresa de Alfredo aun no estaban cerca del río Sumpul ni por cerca, el conductor del camión se bajó y se dirigió a la parte trasera y dijo: -“Miren señores les pido que se bajen aquí, yo no voy a seguir, esa carretera en adelante fue tomada por los guanacos, yo no me quiero meter en mierdas con ellos, ellos no perdonan. Si siguen por aquí son 10 kilómetros a la frontera, aunque yo les aconsejaría que aprovechando que es de mañana siguieran por los cerros hasta llegar a Arcatao, creo que así se llama ese pueblo de El Salvador”-. Esas palabras sonaron duras además de despectivas para Alfredo y Doña Dora, había algunos familiares en ese pueblo del norte de Chalatenango a quienes podían recurrir mientras localizaba a su hermano menor, inmediatamente se bajaron del camión y tomaron sus pertenencias. Doña Dora solo vió desde lejos como su hijo se despedía, como él y Mariana se fundían en un profundo abrazo envuelto en llanto e incertidumbre. Si la despedida de su familia fue dura para Alfredo, este era el peor momento de su existencia, dejar al amor de su vida albergando la leve esperanza de volverla a ver algún día, le dijo: -“No se como despedirme, nunca pensé hacer esto, solo pienso en lo lindo que fue y todo lo que no pude hacer, trabajar, comprar un terreno y hacer nuestra casa cerca de la de tu mamá y de la mía, hubiera sido una hermosa vida, ojala te vuelva a ver, ojala si Dios quiere”-.

Muchos Años Después

El camino se había vuelto sinuoso después de atravesar toda la cordillera, es un largo trayecto después de salir de El Salvador por la frontera de El Poy, a lo lejos un microbús rojo modelo Hiace se desplaza con una familia que emprende un viaje agotador.

Mientras el chofer del automotor hace un cambio de velocidad al abandonar por fin las curvas vacilantes características de las montañas, se escucha una voz que dice: -“Mire, ya salimos de la montaña, el resto del camino de aquí en adelante la mayoría son rectas hasta que lleguemos al desvío a Lima”-. Era Daniel que de esta manera explicaba la ruta a su hijo que a parte era también su conductor designado, su hijo solo lo miró por el retrovisor, asintió con la cabeza, observó el cansancio innegable en la cara de su familia y siguió con su cometido.

En el vehículo se transportaba Daniel, su esposa Amelia, sus hijos José y Brenda, su madre Doña Dora y el responsable de esta aventura, Alfredo el hermano mayor de Daniel.
A medida que se acercaban a la ciudad Alfredo recorría con su mirada cada detalle del camino que ahora era pavimentado, miraba las montañas llenas de portentosos pinos, las flores de hortensias que crecían a un lado de la carretera, los niños que jugaban en una escuela cercana.
Eran las 2:23pm cuando por fin llegaron al lugar, una casa grande, típica casa de las afueras de un pueblo, cada persona fue abandonando el automóvil, Alfredo ayudó a su madre a bajar, al hacer esto se percató que del otro lado de la calle había una niña muy bonita observándolo fijamente, como estudiando al extraño que acababa de llegar con el resto. Tenía a lo mucho 10 años, de piel blanca, cabello y ojos castaños con una cara perfectamente perfilada; pero después de darse cuenta que tenía la atención de la familia completa optó por sonreír y salir corriendo.

Daniel tocó la puerta y una señora de edad avanzada les abrió el portón para que pudiera entrar el vehículo también.
En la casa solo había cuatro personas adultas José María, el mayor de todos los hermanos de Daniel, su esposa Leonora, los hijos de ambos Mauricio y Osvaldo; pero faltaba alguien. José dijo: -“Le hablamos a toda la familia para que vengan, los espero mañana, es un placer que se queden, en especial Ud. mamá ya tenía mucho tiempo de no verla, se mira bien fuerte o como dicen allá se mira bien cholotona”-

A lo que ella respondió: -“Grandísimo bruto, sin aunque sea una vez cada año te aparecieras; pero no, nosotros te tuvimos que venir a buscar”-.
Todos se soltaron una carcajada, como era de esperar el humor característico hacía su aporte.
Era una casa grande, tenía una pintura desgastada por los años, un terreno muy extenso típico de las casas de esta zona; pero guardaba todas las comodidades de una casa de pueblo, cálido y acogedor serían los adjetivos para describirla.

Mientras la familia se relajaba después de tan largo viaje, Alfredo empezó a recorrer la casa viendo fijamente las fotos en las paredes, tratando que ellas le alimentaran de una historia que no vivió, de una vida que se perdió en el tiempo. Algunas de las fotos estaban amarillentas otras ya en tono sepia debido al paso de los años ni el mejor filtro computarizado hubiera logrado un efecto tan nostálgico al ojo humano. Alfredo continuó observando las fotos hasta que una de ellas le dijo algo, su mirada se detuvo y sus ojos se llenaron de alegría, al menos eso quiero pensar como la razón para que se le haya cambiado el ritmo de su respiración.

En la foto habían cuatro personas y dos de ellas eran rostros conocidos por él, al lado izquierdo estaba un hombre alto, moreno, algo corpulento. Junto a ese hombre estaba su querida Mariana, tal como la recordaba joven y llena de vida. Al lado derecho estaba la madre de Mariana, aquella señora que nunca lo quiso; pero al centro de la foto se encontraba lo más sorprendente de la foto, era una niña muy sonriente que era rodeada por los brazos de Mariana, parecía no tener más de 10 años con cabello castaño largo y lindos ojos cafés, a pesar del deterioro natural de la foto, se sentía la tristeza y la emoción que transmitía tan bello retrato familiar.

Alfredo se sintió confundido, por esa razón no se percató de la presencia de José María que atrás suyo solo era espectador del momento. –“Si, es ella vos, aun recordás todo”-, esas fueron las palabras de él. Alfredo miró a su hermano, bajó la vista y respondió: -“Así que se casó y formó una familia,… me alegro por ella, espero que aun sea feliz”-.

José María contestó: -“Ella ya no vive aquí, vive en un pueblo cerca de aquí, a veces viene a visitarnos. Después que te fuiste su madre le dijo que tenía que hacerse a la idea que no te volvería a ver y que tenía que tomar una decisión sobre su vida, fue duro para ella; pero ya no pensaba solo en ella”-. Esas palabras movieron a Alfredo que apuntó su dedo a la imagen de la niña en el centro de la foto, dijo: -“Ella me parece conocida, pero no se donde la he visto”-, su hermano respondió: -“Es tu hija, ya se casó y formó una familia. Es una lástima que la pobreza a la que estaba sometida aquí hizo que se fuera, ahora está en México, en el D.F.”-. Como si fuera un dejávú Alfredo recordó a la niña que vió afuera de la casa, palideció su cara y le dijo a su hermano: -“No, no me refiero a eso, me refiero a que la ví hace un rato, ¿Qué significa eso?”-. Su hermano frunció el ceño en señal de duda e inmediatamente cambió su expresión a una sonrisa, dijo a Alfredo: -“Creo que ya viste a Marianita, ella es tu nieta”-.

Eran demasiadas sorpresas para un lapso corto de tiempo, Alfredo perdió a quien amaba, perdió a su hija y ahora era abuelo. José María replicó: -“Se que hace unos años te contaron que tenías una hija, lo que no comprendo es porque no te contaron de tu nieta, igual no comprendo ¿Por qué no intentaste comunicarte con nosotros todo este tiempo?”-. Alfredo solo se sonrió al exhalar un pequeño refunfuño: -“Como si pudiera, como si fuera tan fácil, mira mi vida, me siento tan cansado, cansado de no tener nada, de ir de un lado a otro como mendigo, de vivir como arrimado de mi familia, de sentir que perdí algo hace mucho tiempo”-. José María lo vió acariciar la foto, mientras sus labios temblaban le dijo a su hermano: -“Lo único que perdiste, fue tu ilusión, todo tu anhelo se quedó de este lado de la frontera, debiste llevarlo contigo; en cambio te entregaste a tu destino de vago y vividor, al menos no culpas a tu familia de tu desgracia”-. Alfredo con su rostro serio y sus ojos humedecidos vió detenidamente a su hermano y solo respondió: -“Iré al río, espero que él aun esté donde lo dejé”-.

Alfredo caminaba por la orilla mientras recogía pequeñas piedras que fueran aplanadas y algo redondeadas, eran detalles esenciales. Metió en su bolsillo las piedras que recolectó y empezó a lanzarlas de tal manera que cada una pudiera dar pequeños saltos sobre el río. Era un perfecto ritual que practicaba desde niño, en este momento era la mejor terapia para asimilar todo lo que le sucedía, una tras otra, a veces lograba tres saltos, cuatros saltos y se mantenía así. Iba a lanzar una más cuando sintió que algo golpeó su zapato, miró hacia abajo y era una pequeña piedra, la mejor que podía elegir, plana y perfectamente redonda, cuando se agachó para recogerla se dio cuenta que no estaba solo, desde arriba en la vereda que bajaba al río estaba detenida con los brazos estirados y las manos entrelazadas, Marianita.

Alfredo tomó la piedra, sonrió y dijo: -“Gracias,…hija”-, trató de ahogar su suspiro al terminar la oración, la niña lo seguía contemplando fijamente mientras sonreía, Alfredo dio la vuelta y se metió la mano al bolsillo y realizó otro tiro, el mejor que pudo hacer, fueron diez brincos, un nuevo record pensó mientras sonreía con satisfacción.

Sabiendo que su brazo viejo no podría superar eso prefirió seguir tirando más relajado, al lanzar otra vez su lanzamiento fue interrumpido por una onda en el agua, miró a su lado derecho estaba Marianita intentando emular a su abuelo, pero solo podía lanzar las piedras sin ningún efecto especial, miró al viejo y dijo: -“¿Por qué mis piedritas no brincan?”-. Alfredo le causó mucha gracia ese comentario, respondió de la manera más tierna que se le pudo ocurrir a un viejo como él: -“Es que lo estás haciendo todo mal”-. La niña infló sus cachetitos, cruzó los brazos, y mostró cara de disgusto mientras decía: -“¿Y como se hace pues? Dígame pues!”-. Así se fue la tarde de ese día, la familia en la casa disfrutando de la vista del ocaso en la campiña hondureña, Daniel y sus hijos platicando del viaje con sus anfitriones mientras Alfredo ya regresaba del río con Marianita, al fin comprendía que Mariana se fue del país para darle un mejor futuro a su pequeña hija, la había dejado a cargo de su abuela que estaba enterada del viaje de los familiares salvadoreños por lo que dejó a la niña en esa casa para que conociera sus raíces. El resto de los días continuaron sin sorpresa.
Tres días después era tiempo de regresar a El Salvador, empacaron muy temprano, eran las 6:05am, y había mucho camino por recorrer. Alfredo se quedó con Daniel despidiéndose de todos, acordaron regresar para el año siguiente aunque no era seguro.
Alfredo se dirigió a la pequeña niña que se había levantado desde temprano a despedirlo, aun andaba con su ropa de dormir y las piernas le temblaban por el frío, se agachó le acarició el cabello y besó su frente y le dijo: -“Hija, espero volverte a ver, pórtese bien y cuide a su abuelita”-, la niña con frío en el cuerpo y la cara entristecida lo miró y le dijo: -“Abuelito, no te vayás, quedate conmigo yo me porto bien”-, eso derrumbó a Alfredo, ver esa carita mirándolo fijamente, se agachó y la abrazó tiernamente mientras repetía -“Mi niña”- una y otra vez.
El vehículo arrancó, todos saludaban por las ventanas, la familia de José María estaba en la acera en perfecto orden saludando también. Alfredo levantó su mano y su mirada se volvió a fijar en su pequeña nieta mientras seguía despidiéndose al alejarse poco a poco con la distancia.
Ya en el camino todos iban dormidos, a excepción del hijo de Daniel que era el conductor, Doña Dora y Alfredo. La señora a pesar de su avanzada edad era demasiada lúcida como para sentir cansancio, en cambio Alfredo no dejaba de pensar en lo maravilloso que fue este viaje, al empezar la subida por la cordillera antes de llegar a la frontera, él miró las montañas, el valle que parecía un melancólico retrato, el cielo medio nublado; entonces agachó su cabeza, metió su mano derecha en el bolsillo y sacó el objeto más valioso que pudo recuperar del viaje, era aquella pequeña piedra perfectamente tallada al natural hecha por el mejor artesano del universo, la levantó sobre su cabeza mientras la observaba detenidamente. Alfredo solo suspiró con satisfacción y se dijo a si mismo: -“Dios, como rodamos en este mundo, ya quiero dormir”-. Y la carretera los vió alejarse.

FIN

  • Esta historia está basada en una historia de la vida real, los nombres de los personajes fueron cambiados

viernes, 25 de enero de 2008

Otra vez la burra al trigo!!

En este país, de seguro y muchos quisieramos ser diferentes... alcanzar metas cada vez más distantes, volar y luego caer y luego... ver el cielo y las estrellas y estar entre ellas.........

¬__¬ Pero que diputados más de porquería!!! todos, no eximo a ninguno, ni al maje q dice q no votó por el asunto... TODOS! pq diantres deben ganas de 5 a 8 mil $$ si solo pasan sentados levantando la mano... esta bueno los del frente o los del cd.. talvez hasta en ocaciones los de pdc pero los otros 2 partidos de porquería!!! si ellos es bien fácil, aqui un resumen del trabajo:

el diputado de derecha, al llega algo que analizar a sus manos (sea, un documento, crema o kk) pasa el especimen a sus superiores, los que a la vez se los pasan a sus superiores, los q a la vez se lo pasan a dn tony... luego, dn tony le pasa el recado a sus jefes (es feo tener jefes y no saber kienes son).

Luego los jefes le bajan el documento con un post-it que dice: "aprobado" o "denegado", luego dn tony le cuenta el chambre a sus inferiores, luego estos a los diputados y estos diputados a los del otro partido...

Los del otro partido cuentan el chambre entre si y cuando la pitonisa sale de su cueva (dn ziro), toma el documento, se lo pasa a sus jefes (los mismos q dn tony) y ellos encachimbados por tener q gastar otro post-it, mejor c lo pasan en papel higienico... el mensaje sigue el mismo proceso anterior

y así mis estimados lectores... es como ficticiamente, pero a modo de leyenda, probablemente se gobierne nuestras vidas :(

salud!

sábado, 19 de enero de 2008

el anticristo

mientras intercambiava videos chistoso o extraños de youtube con un habitante de la tierra media... me paso este, q de verdad considero... entre extra, "chuco" trompabulariamente hablando pero a la vez chistoso... creo q todos odian a estos especimenes, pero la verdad, deberían mostrarles afecto, así talvez y solo talvez, puedan cambiar sus habitos alimenticios... XD tmb les posteo uno q deplano y si leen la version 1 de mucha paja, encontraran una nottable semejanza de pensamiento solo q sin las palabrotas XD

salu2



lunes, 14 de enero de 2008

Licenciados

Feliz año nuevo, por si acaso lo es y sino, ni modo a socarla.


Luego de mi breve saludo, al grano: Yo soy de quienes piensan que cualquiera puede llegar a ser lo que sea, siempre y cuando quiera serlo... famoso, intelectual, millonarios o el más humilde de este mundo (humilde no miserable).

Pero quiero hablar de un problema que esta en crecimiento acelerado, la gente... La gente piensa que tiene el derecho de poseer tanto chunche pueda comprar solo por que si,,, ejemplo de ello, los automoviles... hoy en día por lo visto y segun mi observación como conductor desde hace 10 años, puedo decir q la gente no sabe para q sirve cada parte del carro, solo saben q deben sentarse, apretar el acelerador y pitar -P.E.N._ ._.J.O.S- hay quines piensan que mientras más rápido vayan, más rápido llegaran a su destino (no tienen en cuenta que la mitad de las personas en la trabason piensan lo mismo) hay otros quienes piensan que por ír lento... son precavido! ¬__¬ habrase visto especie de babosos (ligosas)!... OTROS! piensan que mientras más grande su carro, más derecho tienen sobre los demás! (HAHA pobrecitos!) y quienes tienen un carro pequeño, suponen que la babosada no pesa y caben hasta en la acera :S

AHHH pero kienes me encanta, son lo que piensan que las luces del carro, son adornos de navidad!!! BELLOS LOS Y LAS MUCHACHIT@S! y eso lo he vivido desde ambos lados de la moneda, como peaton y como conductor :S da riata cuando vas en una calle alterna o por una cruz calle y al maje q va al volante solo c le antoja pasar por encima de tí con su mini mier! de 2,000 libras! ¬__¬ han habido ciertas ocaciones en q c me antojaría tirarles una pedrada por majes, pero eso sería precipitarme en picada a su nivel intelectual, moral y "humano" (bestias) :s

luego vienen lo que piensan que cuando uno pone la via o las intermitentes... es pq c ha equivocado con la palanca de velocidades AHHH!! PERO QUE ESPECIMENES DE CANUTO! hubo cierta ocación en q puse las intermitentes, y fuí deteniendome de apoco y el inutilizomo (era una sra esa ocación) pareciera q no veia mis luces... caaasi podría decir q pretendía toparme el carro ¬__¬ MALBICHA! y yo adelantaba para q ella pudiera sobrepasarme y la "inteligente" (si, es sarcasmo) seguía acercandose a mi carro MALBICHA! (por no decirle de otra forma) al fin avivó la persona esa y me sobrepasó... yo feliz de la vida no! ¬__¬ por eso había puesto las luces y todavía se me kedó viendo con cara de bebe con nauseas y a celeró a fondo la tipa en cuestion XD solo para llegar a la trabason q había 10 metros adelante!! -TARUPIDA-

Si yo c que muchos de los "responsables conductores" de este blog, alguna vez nos habremos topado con un desquiciado de estos... pero quienes fuimos realmente,,, las victimas o inconcientes victimarios de tales prohesas.

Salu2

domingo, 6 de enero de 2008

Estaba leyendo sobre las profecías (los días se me van volando)

Interesantes son las profecías, que anuncian las catastrofes venideras y las pasadas, me llama muchisimo la atención el hecho de que hay unas que no se cumplieron, encontraba que es porque la raza humana como organismo único "pero formado por millones" podemos cambiar al fin y al cabo nuestra historia.


Trabajando ahora día domingo pensando en sí es lo correcto trabajar el día de descanzo, pero al fin trabajando caigo en cuenta que los días no se pasan volando, es que yo paso volando por los días, saltando de lunes a miercoles que estoy pensando justo en el viernes, que no lo disfruto del todo por pensar en la mañana del sabado que acabado se siente como otro lunes.


Los mayas auguraron que en el 2012 el mundo se terminaría, en este punto se estará preguntando: cúal es el punto de este tipo. Bien a lo que voy, sí el mundo se va a terminar pronto, pensemos que el fin del mundo es mañana y mañana no existe así que lo único que tenemos es este pequeño momento del presente, no sé trata de disfrtutar o de ser feliz, sino de hacer lo que tengamos que hacer en el momento que estemos, no importan los días o si se los saltan es de saber que es mejor vivir como si no hay mañana, sino vivir este momento, ahora es final del día, y mañana otro, pero como no existe, dormiré como quien quiere dormir, con ganas de no despertar mañana.

He descubierto eso... nosotros no existimos sino de adentro hacia afuera, pero somos recordados desde afuera de nostros mismos.