miércoles, 16 de septiembre de 2009

Primer Aliento

El sol es un bombillo, ahora que estoy derrumbado en mi cama, viendo mi techo me recuerdo esa canción, y una vieja historia.

Una nube gris parte el cielo azul, las agujas parten el reloj en las 7:25 am, el silencio corta mi respiración, escucho mis latidos ir en un incesante pulso, estoy desconcertado.

Solo quiero dormir sin soñar
Solo quiero sentir eso que dejé atrás
¿Dónde se fue ese brillo que perdí?
Mira mis manos, son tan pequeñas
Mira mi mundo, todo es tan borroso
¿Quién es ella, la que me da su calor?
Llénate de esta sensación de vacío
Entra en mi mente sin prejuicios
Mira mi vida, estoy tan cansado

Esos ojos cafés se clavan en mi, memorias de otra vida, algo que ya no pude terminar, no sé qué decir, no lo puedo explicar, en este momento solo puedo llorar porque sé que tendré quien me consuele.

Estoy indefenso, me siento vulnerable, soy tan pequeño que solo puedo dejarme llevar. No sé lo que me espera, solo sé que quiero seguir respirando aunque cueste, me quiero mover aunque me entumezca, quiero sentir, quiero abrazar, quiero vivir.
Ahora muéstrame lo desconocido, haz que la alegría que me envuelve no se apague, te reto a que te quedes conmigo aunque duela, entrégame tu fuerza.

Con esta lluvia tenue y sombría que me arrulla mientras tomo mi primera siesta, con el primer rayo de sol que destella en mis ojos, me siento revivido, dime palabras que me hagan reclamar un lugar en este mundo cruel y mundano.

En un lugar que se extiende más allá de estas blancas paredes, en una ciudad que se extiende más allá de esas fronteras, en un planeta que se extiende más allá de las estrellas, hay una voluntad que amanece.

Ahora solo quiero que alguien me abrace, me sostenga y me diga que ya no tengo que correr, ya no tengo que pelear, ya no tengo que huir, ya no tengo que buscar.

Solo quiero hallar a quien me diga: "Quedate conmigo, siempre seré tu hogar".

Porque el sendero es largo, hasta el más lúgubre destino sucumbe ante un deseo incansable.

Esa cara gigantesca se acerca a mí, me besa la frente y me susurra algo al oído, ese algo que recuerdo cada vez que menciona mi nombre con tanto amor, ese algo que no puedo olvidar y me hace temblar, revolviendo mis entrañas y desgarrándome el corazón hasta la conmoción total.

“Bienvenido mi niño, quedate conmigo”

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